martes, 28 de agosto de 2007
La Batalla de Camerone
El 30 de abril de 1863, en la Hacienda de Camerone (Camarón para los mexicanos) cerca de Puebla, 3 oficiales y 62 legionarios resistieron a 2.000 mejicanos. Después de un día de lucha heroica, los ocho sobrevivientes se rindieron. Esta batalla, cuya nombre adorna cada bandera de la legión, sigue siendo el símbolo de una misión realizada hasta el final. La frase “faire Camerone” (hacer como en Camerone), hace mucho tiempo que forma parte del lenguaje militar francés. Curiosamente este episodio, muy conocido en Francia, no lo es en México. Los mexicanos, sólo recuerdan la derrota que le infringieron en Puebla, al entonces ejército más poderoso del mundo. Los franceses por supuesto, cuentan que los mexicanos decían, refiriéndose a los legionarios: ¡No son hombres, son demonios!.
André Zirnheld
Desierto de Libia, abril de 1942. En la arena, el cadáver de un paracaidista francés miembro del SAS (Servicio Aéreo Especial). En el cadáver, bien plegado en un bolsillo de la guerrera, un papel. Y en el papel, un oración que hoy se conoce como "Plegaría del Paracaidista". El soldado se llamaba André Zirnheld. Su canto fue adoptado después por todos los paracaidistas del mundo. Es de una belleza acerada y recta, como un juramento ateniense.
Concédeme, Dios mío, lo que quieras.
Concédeme que no te pida nunca.
No te pido el descanso, ni la tranquilidad,
ni la del alma, ni la del cuerpo.
No te pido la riqueza Ni el éxito,
ni siquiera la salud.
Todo eso, Dios mío, se te pide de tal manera
que no debes ya tener.
Concédeme, Dios mío, lo que te plazca
Concédeme lo que se rechace.
Quiero la inseguridad y la inquietud.
Quiero la tormenta y el alboroto.
Y que me los concedáis, Dios mío, definitivamente.
Que esté seguro de tenerlos siempre
Pues nunca tendré el valor de pedírtelos.
Concédeme, Dios mío, lo que te quede.
Concédeme lo que los otros no quieren.
Pero concédeme el valor y la fuerza y la fe.
Pues tú solo me concedes, Dios mío,
lo que sólo se puede esperar de sí.
Concédeme, Dios mío, lo que quieras.
Concédeme que no te pida nunca.
No te pido el descanso, ni la tranquilidad,
ni la del alma, ni la del cuerpo.
No te pido la riqueza Ni el éxito,
ni siquiera la salud.
Todo eso, Dios mío, se te pide de tal manera
que no debes ya tener.
Concédeme, Dios mío, lo que te plazca
Concédeme lo que se rechace.
Quiero la inseguridad y la inquietud.
Quiero la tormenta y el alboroto.
Y que me los concedáis, Dios mío, definitivamente.
Que esté seguro de tenerlos siempre
Pues nunca tendré el valor de pedírtelos.
Concédeme, Dios mío, lo que te quede.
Concédeme lo que los otros no quieren.
Pero concédeme el valor y la fuerza y la fe.
Pues tú solo me concedes, Dios mío,
lo que sólo se puede esperar de sí.
La Prière du Para

Donnez-moi, mon Dieu, ce qui vous reste
Donnez-moi ce qu'on ne vous demande jamais.
Je ne vous demande pas le repos
Ni la tranquillité
Ni celle de l'âme, ni celle du corps.
Je ne vous demande pas la richesse
Ni le succès, ni même la santé.
Tout ça, mon Dieu, on vous le demande tellement
Que vous ne devez plus en avoir.
Donnez-moi, mon Dieu, ce qui vous reste.
Donnez-moi ce que l'on vous refuse.
Je veux l'insécurité et l'inquiétude.
Je veux la tourmente et la bagarre
Et que vous me les donniez, mon Dieu, définitivement.
Que je sois sûr de les avoir toujours,
Car je n'aurai pas toujours le courage
De vous les demander.
Donnez-moi, mon Dieu, ce qui vous reste.
Donnez-moi ce dont les autres ne veulent pas.
Mais donnez-moi aussi le courage
Et la force et la Foi.
André ZIRNHELD
Parachutiste de la France Libre,
Mort au Champ d'Honneur en 1942.
Donnez-moi ce qu'on ne vous demande jamais.
Je ne vous demande pas le repos
Ni la tranquillité
Ni celle de l'âme, ni celle du corps.
Je ne vous demande pas la richesse
Ni le succès, ni même la santé.
Tout ça, mon Dieu, on vous le demande tellement
Que vous ne devez plus en avoir.
Donnez-moi, mon Dieu, ce qui vous reste.
Donnez-moi ce que l'on vous refuse.
Je veux l'insécurité et l'inquiétude.
Je veux la tourmente et la bagarre
Et que vous me les donniez, mon Dieu, définitivement.
Que je sois sûr de les avoir toujours,
Car je n'aurai pas toujours le courage
De vous les demander.
Donnez-moi, mon Dieu, ce qui vous reste.
Donnez-moi ce dont les autres ne veulent pas.
Mais donnez-moi aussi le courage
Et la force et la Foi.
André ZIRNHELD
Parachutiste de la France Libre,
Mort au Champ d'Honneur en 1942.
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